El viernes mi padre tuvo muy mala noche, dolor tras dolor, pastilla tras pastilla y nada de su tranquilizante. Para el sabado las cosas iban un poco mejor, era muy raro verlo ahi acostado, muy pocas veces esta asi, siempre quiere salir. Antes de que yo naciera lo jubilaron, eso le hizo deprimirse mucho y pensar que las mañanas sin mi madre, las tardes sin sus hijos y lo largo de la noche era mas facil de soportar sentado en la pulqueria acompañado de un gran vaso de pulque. Para cuando yo naci las cosas no habian cambiado mucho, recuerdo las tardes encerrada. Cuando mi madre le dijo que si no dejaba la bebida, el dejaria la casa, mi papá y yo salíamos a la calle a ver la tarde caer. El se sentaba en la banqueta y yo en sus rodillas, algunas veces tomaba las pinzas de depilar de mamá y le sacaba tremendos pelotes de las orejas. Por desgracia fue mas el tiempo que el se refugio en ese liquido viscoso de colores que en mi.