Siete iglesias, una creyente y una impura.
Nunca he sido creyente en alguna religión. Creo en el alma, en el destino y en la bondad, pero no en un ser superior con nombre y cara. Es más, no estoy bautizada, soy una virgen de creencia.
Ayer Ana me pidió que le acompañara al centro, pensé que para sacar una fotos, pero grande fue mi sorpresa al ver que en la primer iglesia buscó a San Judas Tadeo, se arrodilló y rezó por unos minutos, de su bolsa sacó unos folletitos que tenían escrito: "rezo a San Judas, tome uno". La iglesia detrás de la Latino, la que está enfrente de Zara, la Catedrál, Santo Domingo y la que está frente al parque de Loreto.
No mentiré, me cansé y aburrí, pero en el momento que vi la cara de Ana llena de tranquilidad y confianza en sus acciones, me sentí con unas ganas locas de hablar con ese ser que se que existe pero nunca le puse ni cara ni nombre ni dirección.
Así fue, cerré los ojos y platiqué con ese ser que habita en mi y aunque no lo creí al principio, llegué a un equilibrio con él.
Respiré profundo y sentí esa calma que reflejaba Ana en sus ojos.
Siete iglesias, una creyente y una impura.
Cada día agradezco más vivir en esta ciudad...
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