Y con toda la rabia que puede guardar mi cuerpo, tome el milagro que tenía mi virgen. Lo arranqué de la tela y lo arrojé al inodoro. Los milagros no sirven, los milagros no sirven, me repetía en la mente. Solo te hacen creer en tonterías, te engañan, se burlan de ti. Lo vi ahí, en el fondo del retrete, como pidiendo clemencia, pidiendo por su vida. Pero no, no me dejaré engañar otra vez, no dejaré que su veneno me llene otra vez el alma.
Jalé la palanquita, se fue mi milagro. Ahora debe estar entre mierda, cucarachas azules y ratas verdes. Pobre milagro, que otra lo cuide y le tenga su lugar limpio. Que otra le rece, que otra lo ame, que a otra le de su pasado...
Pies pa' que los quiero si tengo alas, dijo Frida.
Milagros pa' que los quiero si tengo a mi propio corazón, pensé.
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