Tus ojitos se llenaban de lágrimas, alejabas al perro y te preguntabas el porqué.
La diestra descansaba en un charquito de sangre.
Subí el volumen de la radio.
“Las manos quietas, las manos quietas compréndelo, las manos quietas, las manos quietas, por favooorrr"
La diestra descansaba en un charquito de sangre.
Subí el volumen de la radio.
“Las manos quietas, las manos quietas compréndelo, las manos quietas, las manos quietas, por favooorrr"
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