Anhelé tanto, tanto no volverte a ver, que ciega me quede. Anhelé tanto no escucharte que sorda me quede. Pero lloré tanto tu partida al fondo de la fosa, que mis suplicas se cumplieron. Me ahogué en mis saladas lluvias. Floté sobre todo, llego Dios y le jaló a la palanquita, gire y gire y el inodoro me comió. Traté de que antes de que eso sucediera mi aspecto no fuera tan malo, que me vieras linda entre la mierda y las cucarachas; muerta, si, pero linda. Me puse mi vestido de estrellas de mar, me teñí el pelo de uva y me tatué tus ojos en el brazo.
Milagro, estoy aquí tirada entre tu óxido. Me escuchas????
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