Hoy para mi es un día especial...

...hoy saldré por la noche, descubriré lo que el mundo nos da cuando el sol ya se esconde... *CHECA LA FOTO AL FINAL DE ESTE BLOG, NO SEAS FLOJ@*

domingo, octubre 10, 2004

Ruido

Por la ventana entra un poco de luz gracias al foco del patio, a mi izquierda estas tú, roncando como si de tu vientre tratara de salir un ser de otra dimensión. A mi derecha, tu gato, lindo y gris, pero encajoso y celoso solo como los mininos pueden ser. Su fuerte ronroneo me ha despertado mil veces y su insistencia en meterse entre mi espalda y tu pecho me tiene harta. No se cual de los dos es más ruidoso si "grisesin" o tu rugido nocturno. Detrás de tanto y tanto, escucho el clic de las manecillas de tu reloj y hasta el crujir de la madera de la escalera. Doy vueltas y vueltas pero nada, ninguno de los dos cesa de dar concierto. Escucho unos pasos en el patio, unos pequeños golpes y una voz medio ronca y torpe que dice "Sol", hasta este momento no sabía que así se llamara la vecina. Otros tres golpes y el mismo nombre se repiten. Creo que hoy no voy a dormir. Hago a un lado la cobija de tigres que tu madre nos regalo el invierno pasado y desenredo la sabana de flores que compre en pagos la semana pasada. Con esa agilidad propia de un gato, "grisesin" toma mi lugar en la cama y te lame el pecho.

Nuestra ventana es un buen lugar para espiar a los vecinos de este patio, desde aquí hemos visto a la vecina de enfrente discutir con su marido en el balcón, a la pareja de viejitos de abajo jugar con sus nietos y a la hija del casero subir las escaleras con un novio nuevo cada quincena. Ahora desde este punto, veré quien es el desgraciado que le puso la "cereza a mi desgracia nocturna".
"...Sol, ábreme chingada madre, estas sorda?..."
Soledad es una pobre mujer que, al igual que sus hijos nunca debió nacer. Con el paso de los años se ha ido quedando ciega, antes veía siluetas, ahora solo sombras. Solo un niño heredo eso, pero los demás pequeños tienen problemas por no comer bien o por los golpes que ella les da con lo que tiene a la mano. Es la única en este lugar que paga 100 pesos de renta, se rumora que porque el último niño que parió es del casero, lo cierto es que no es agradable ser su vecina y menos a esta hora de la madrugada.
Ese hombre es más feo que lo común en este barrio, la luz del foco le da justo en su cabello sucio.
Por fin, la mujer abre; su pelo esta igual de sucio y sus ojos hinchados, no se si es por su problema o porque la despertó. Sin darle tiempo a decir algo la empuja hacia dentro del cuarto y escucho como cae sobre trastes, el entra y cierra la puerta, no puedo ver nada. Gritos, llanto y suplicas se mezclan con tus ronquitos y los ronroneos, volteo a verte y parece que esto es un sueño, de esos en los que no puedes gritar, nadie te ayuda y no tienes ni fuerzas para defenderte. Más gritos ahora de los niños, cosas que caen, más suplicas y una frase que creo nunca podré olvidar: "pendeja, te miastes del miedo???".
Me siento en el suelo y abrazo mis piernas, quiero llorar pero temo que esto te despierte y que ese hombre también nos haga algo. Más golpes, más ronquidos, ronroneos.
Silencio, un espacio de silencio en el cuarto y con los ruidos de aquí se mezcla el abrir y cerrar de una puerta, unos pasos entre los charcos y la puerta de la calle. Por fin, tengo el valor de pararme y ver por la ventana, no hay nada, solo la luz del foco. Regreso a la cama, a mi izquierda tu cuerpo y tus ronquidos, a mi derecha el gato. Te abrazo y dejo que el gato se meta entre nosotros, busco dormir, es mejor acostumbrarme a ustedes, a sus ruidos nocturnos. Son mejores que los de afuera.

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