Tarde
Esperaba a Dimitri junto a la taquilla del Cine Teresa. Algunos gordos bigotones llenos de sudor veían la cartelera y los afiches, de pasada mis pequeñas nalgas. No podía creer que a las 11 de la mañana hubiera hombres queriendo entrar a ese lugar, aunque me era más dificil comprender la razón por la cual a Dimitri le gustaba quedar en ese peculiar cine. Como siempre llegó tarde; alguna vez me comentó que el llegar tarde era la historia de su vida. Llegó tarde a la vida de su madre (lo tuvo a los 42), llego tarde a la escuela, a la universidad, a trabajar, lo peor llego tarde a la vida de varias mujeres, incluso a la mia. Cuando lo conocí en la universidad, pensé que era tan agradable y lindo como una caja de Piedrulces, algo que había saboreado y disfrutado de niña y que regresaba en mi etapa adulta. Pero por desgracia y parafraseando lo anterior, llegó tarde a mi vida. Yo estaba comprometida con Edgar, un ingeniero en sistemas que conocí una tarde en la Cineteca mientras veía "camino a casa". Después de 8 meses saliendo, me pidio que nos casaramos a fin de ese año. Yo estaba feliz y enamorada hasta que él llegó a mi vida.
Dimitri y su facha de "despreocupado" y su platica de literatura me encendieron una vela en el corazón. Una noche de sábado mientras Edgar trabajaba en un nuevo programa, Dimitro y yo salimos al cine. La noche no era especial, ni la pelicula, menos el Combo grande, todo era parte de una noche cualquiera. Pero al despedirnos, un silencio lleno la calle, vi a una estrella cruzar el cielo y una pequeña lluvia nos envolvia. Todo era como una escena de serie gringa o de telenovela del 2, pero al acercarse a mi oido y susurrar algunas palabras, todo se transformó en "sex and the city". "Vamos al Guadalupe????". Admito que me humedecí de imaginarme el hotel lleno de putas y los letreros de antiguos inquilinos en las paredes, la virgen con neon en el descanso de la escalera y la frase de la cajera, "un ratito???". No dije nada, el rubor de mis mejillas respondieron. Caminamos por la Avenida tomados de la mano, pensaba en Edgar, en la boda. En mi mente volaba una frase de una canción de la Lupita, "...no hay placer comparado, no hay dolor ni pasado, todo encuentra un camino largo sumamente agitado...". Y mi cuerpo y el de él, estaban lo suficientemente agitados como para pedir un descanso. Recordé la parte de la tardanza, seis orgasmos y miles de mordidas y golpes habían llegado muy tarde a mi cuerpo, a mi vida.
Los días eran insoportables sin Dimitri e igual de insoportables con Edgar. Faltaban solo tres meses para la boda, mi madre estaba tan emocionada de que una de sus hijas usara su vestido de novia, que me dolía el corazón decirle que no amaba más a Edgar. Se imaginan, de las 3 hijas que tuvo, ninguna se había casado por la iglesia, podría yo defraudarla así???
Decidí por mi salud mental y el futuro de la salud familiar dejar de ver a Dimitri. No respondía el celular, ni los mails y me di de baja temporal en la universidad; huir era muy cobarde, lo se, pero que iba a hacer????
Faltan tres días para mi boda, mientras me bañaba sonó el celular, era él, decidí contestar. Después de una pequeña charla acordamos vernos para despedirnos, en el Teresa a las 11, como siempre.
Vienes caminando entre los puestos de cables, vcd's de porno y despertadores. Tus ojos se ven brillantes, eres otra vez como la caja de Piedrulces. Me tomas de la mano, de tu boca no sale una sola palabra. Esquivamos a los diableros y a las señoras gordas con bolsas, sigues sin hablarme. Por un momento no se a donde nos dirigimos, pero al cruzar Garibaldi, le haces la parada a un micro, vamos al Guadalupe. Sigues sin hablarme, entramos al hotel, pagas los 80 pesos y tomas las llaves. El 13; si no fuera supersticiosa, pensaría que me afectaría de algún modo en mi próxima vida marital. Cierras la puerta con el seguro y por fin me diriges la palabra. - Siempre llego tarde, pero ahora llegué temprano, toma-, me das un pedazo de papel muy pequeño, lo desdoblo y leo:
"La maté porque no era mía"
Max Aub
Alcé la mirada y ahora tus ojos brillaban por las lágrimas, tu mano se acercó con fuerza y el cuchillo se hundió en mi cuerpo más de 14 veces, en ese momento pensaba en Edgar y en los bocadillos, en el vestido y mi madre, en ti y el tiempo. Era mi tiempo y Dimitri llegó a tiempo.