LA BATA AZUL
Como cada mañana, el maldito despertador la sacaba de su sueño. Las manecillas marcaban las cinco, lo que significaba que solo contaba con 20 minutos para bañarse y vestirse, 10 para desayunar y 15 para llegar a la calle por donde pasa la ruta. Si no toma la rutera a las 5:45, ya no llega a trabajar.
Nombre: Silvia Adriana Castro Leal
Edad: 17 años
Ocupación: empleada de la maquina Fasco
Domicilio: Colonia la Anapra
Sueños: ser estilista, aunque el más importante es ser virgen hasta el matrimonio.
En la ruta no hay lugares vacíos y el camino es largo, Silvia va esquivando los cuerpos que tratan de pegarse al suyo con el pretexto de querer bajar en alguna esquina.
El hombre de seguridad le pide su credencial en la entrada de la maquila, -¿Cómo si no me conociera?- se dice a si misma, deja su maletita con comida y ropa en su loquer, empieza otro día de trabajo.
- ¡que shinga ‘manta!, ya me canse de estar parada y ese pinche olor a azufre que sale de pegar los cables me da asco, pero ni modo de ir a vomitar, pos igual ven que estoy panzona y ya me shinge.
- Respira ondo Shio, ya casi son las once, ya vamos a salir a comer.
Pobre Rocío, el marido se largo al otro lado y desde hace tres meses no le manda nada, pero cuando sepa que ese shamaco no es de el, menos le va a mandar.
- se me olvidaba preguntarte si ya dieron los nuevos horarios.
- Si y nos jodieron, tenemos el nocturno…
¡Mierda!, eso era lo que siempre evite desde que me tuve que meter a trabajar, nunca tener el horario de la noshe. Si, era difícil pararme a las 5, pero por más horas extras que me eshara salía a las 7 y pos llegaba de noshe, pero no tanto. Además ya no me podría inscribir al curso ese de belleza. ¡Tan shulas que se ven las mujeres que se saben pintar y peinar bien!
- pero eso es en dos meses más. Porqué no te metes al curso ese, el de belleza, ¡PA’ que me pintes el pelo bien, shamaca!
- ¿te conté que el sábado conocí a un mushasho bien guapo aya en “el Sinaloense”?
- ¿No será un sholo de esos todo malandro?
Era muy guapo, dijo que trabajaba en AMSA, y que era supervisor. El no pegaba cables o había armado cabezas de encendedor como yo; el era estudiado, con carrera.
- lo voy a ver en el “noa-noa”, el sábado.
Salir me fue muy difícil, pero mi ‘ama me tapó. Al fin y al cabo, mi ‘apa va a llegar todo borrasho sin saber si estoy o no.
En las paredes había escaparates con objetos de Juanga y justo en la mesa debajo de su foto con su hermana Virginia, estaba Edgar, el que la semana pasada bailaba a ritmo de cumbias, con su camisa roja bien entallada, botas y sombrero. Yo lo vi fijamente a la cara; el me vio fijamente... el escote.
Toda la semana uso esa bata azul que ni me queda, ¡pos por un día no hace mal enseñar lo que Dios me dio!
-¡que shula te ves!, ¿quieres una cerveza?
Él dice que vive en la Duarte; pero ya no le creo tanto, ahí hay puro joto y putas. Bueno, pero a mí me da más pena decirle que entre mi papá y un primo hicieron la casa con pallets, esos soportes de madera que tiran en las maquilas. Él vive entre putas, yo en la basura…
Bailamos y bailamos, bien pegados. Me imaginé en una de esas películas en la que se besan al ritmo de la música, mi cuerpo era muy ligero y se dejaba llevar por sus brazos fuertes; él se acercaba a mi oído y decía, te amo. Pero lo que dijo fue:
-¿nos vamos a jainear a un hotel que conozco aquí cerca?
¿Jainear?, ¿solo me quiere para eso? Idiota, y yo avergonzándome por vivir en la Anapra. Lo casheteé y me fui. Tampoco lo quería pa’ casarme, pero, pos siempre soñé llegar bien al altar, como mi ‘ama, como mi hermana o como mi prima la Lupe. Si, las golpea el marido, pero pos es su hombre, ¿que no?
Eso es lo que quiero llegar bien, porque si mi ‘apa o mi hermano se enteran de que no, me matan.
-“y usted, ¿es criado o mayordomo?”
- “yo soy criado en Ciudad Juárez”
Era el momento para pedirle a mi ‘apa me dejara salir al “Cid”; mientras ve la tele es más fácil pedirle las cosas.
- ¡quítate! ¿qué no ves que esa es de Tin-Tan? ¡ya te dije que no vas y no vas!
- Pero van la Lupe y la Lisha, andele ‘apa.
- ¡que bien shingas! ¡hasta que no te enseñe a entenderme estarás a gusto! Además esa la Lisha anda de loca con los de la Sony, ¿así quieres andar?, ¿de piruja con los hombres esos?
- Déjala Toño, toda la semana se mata para ayudarnos; ya vez ni fue a su escuela de belleza para ayudarnos a sacar a Toñito de la cárcel. A él para que veas no le queda nada bueno andar con esos sholos.
Mi papá solo me aventó el casco de la cerveza a los pies, ya entendió que no te contratan en la maquila si llegas con la cara golpeada.
En la línea de ensamblaje me siento con ganas de gritar, de llorar de huir. De decirle a todos que me dejen sobrevivir, ya no vivir, porque esto no es vida.
Hoy es mi primer día en la noshe, entro a las 3 así que me puedo dar el lujo de ir al parque que está enfrente del Palacio Municipal. Hay mushas mushashas con cartulinas pidiendo justicia; justicia por las muertas.
Pero si ellas están muy bien, van a la escuela; porque sus folletitos dicen "Universidad de Pedagogía", yo solo termine la secundaria. Deberían pedir justicia por las que estamos muertas en vida, trabajando como negras en esas fabricas.
En el periódico dice que ya van más de 300, creo que exageran, en la maquila solo han desaparecido tres, y eso porque se fueron con sus novios. Están reinas, yo ni novio tengo.
- ¿nos vamos pa’ la esquina juntas?
- No, Shio. Mi ‘apa o mi hermano vienen por mi.
Su padre se gastaba el dinero de las horas extras en un congal, entre putas y alcohol. Su hermano se drogaba a tres cuadras de su casa.
Los pasos de Silvia y un suspiro fueron el señuelo. Un auto salió de la cuadra anterior, a toda velocidad se dirigió hacia ella; frenó bruscamente y dos hombres la metieron en la cajuela. Su grito remplazó al ruido de sus pasos. Después, el silencio.
Ella soñaba con su vestido blanco, la cola larga y bordada a mano por su abuela; su ramo de alcatraces. La iglesia llena de flores; la alfombra de pétalos de rosa le marca el camino para llegar del brazo de su padre al altar. Un hombre le sonríe y le extiende la mano. Al fondo se escucha el “ave maría”.
Nada es dolor, ella no sufre, no tiene miedo; Silvia solo sueña.
Nombre: Silvia Adriana Castro Leal
Edad: 17 años
Ocupación: empleada de la maquina Fasco
Asesino: Desconocido
Zona: Encontrada en Lomas de Poleo
Tipo de asesinato: Violada y estrangulada, al parecer fue torturada varios días antes de darle muerte. El seno derecho cercenado y a mordidas pezón izquierdo.
Observaciones: llevaba una bata azul de hombre, talla grande, de la maquiladora Fasco, una camisa de franela verde con rayas blancas, un sostén negro, mallas color naranja hasta el tobillo, falda negra y un calzón negro. Aretes en forma de espermatozoide, un zapato café con cintas negras y suela de goma.
- ¿ya vio jefe?, pinches viejas, luego dicen que no es su culpa. ¿pa’ que traía esa falda? Además esos aretes, por eso las matan. De seguro andaba puteando porque no le alcanzaba lo de la maquila…